En este estudio se señala que la medición y la evaluación de los créditos de compensación de emisiones de CO₂ suponen un reto importante para la eficacia global de los mercados de carbono en todo el mundo.
ASG EN DATOS15/09/2023 Redacción Reporte ASG
BBVA se unió a IBM Research y al Consorcio por el Clima y la Sostenibilidad del Massachusetts Institute of Technology (MIT Climate and Sustainability Consortium o MCSC, por sus siglas en inglés) para la publicación del informe Créditos de carbono y credibilidad: propuestas de mejora, en el que se analizan los grandes retos de este instrumento que se considera imprescindible en un escenario global de descarbonización.
Según las conclusiones del informe, como indica la nota de prensa oficial, resulta evidente que entidades privadas e instituciones científicas necesitan trabajar juntas para que puedan identificar soluciones que fortalezcan los mercados voluntarios de carbono.
El estudio además indica que estas soluciones deben ser a la vez rigurosas y fiables, escalables y de alto impacto, así como prácticas y tan fáciles de implementar como sea posible. La necesidad de la estandarización en la documentación y los procesos es otra de las claves, según recoge dicho informe.
Asimismo, se refiere que, a pesar del enorme potencial de los Mercados Voluntarios de Carbono, uno de los desafíos a vencer está en la incertidumbre relacionada con las mediciones y la evaluación del impacto de un proyecto de captura de carbono, para lo cual debe abordarse con nuevos enfoques científicos y económicos rigurosos.
“Si evaluamos el número de empresas que se están comprometiendo con las cero emisiones en todo el mundo y las importantes barreras tecnológicas y financieras que aún existen para alcanzar estos compromisos, los mercados de carbono tendrán necesariamente que escalar para que los créditos de carbono ayuden a salvar la brecha”, señaló Beatriz Roa, responsable de Alineamiento para las Cero Emisiones de BBVA.
Roa explica que los mercados de carbono permiten la comercialización de las toneladas de CO₂ entre distintos agentes del mercado. “Por un lado, están los desarrolladores de proyectos que se centran en capturar el CO₂ de la atmósfera. Por otro lado, los emisores de CO₂ que buscan mitigar su impacto en el medioambiente, por lo que contribuyen al establecimiento de un precio para las emisiones”, refiere.
Comenta que aquellas empresas que se ven incapaces de alcanzar la neutralidad de sus emisiones pueden adquirir estos créditos de carbono. De esta forma, junto con sus esfuerzos de reducción, pueden compensar las emisiones que generan.
Es por ello, que el mecanismo del mercado permite dinamizar los intercambios fijando precios regionales, globales o para determinados tipos de crédito de acuerdo con su calidad (certeza en la fijación de carbono).
“Poner un precio a las emisiones es crítico dado que incentiva a las compañías a afrontar su huella de carbono en términos más comparables y comerciales que las toneladas de CO₂”, subraya Roa.
En opinión de Roberto Rigobon, economista de la MIT Sloan School of Management, la escuela de negocios del Instituto Tecnológico de Massachusetts, poseer un crédito de CO₂ significa ser responsable de ese activo.
“Si el crédito elimina más carbono del previsto, el propietario recoge el beneficio. Por el contrario, si el crédito no rinde lo suficiente, el propietario es responsable de la pérdida”, afirma.
Sobre este punto, comenta que compradores de créditos de carbono e intermediarios empiezan a exigir una calidad mínima. Según un informe de Bloomberg New Energy de este año, las empresas compraron y retiraron 155 millones de compensaciones de carbono en 2022. El año anterior fueron 161 millones.
Las nuevas tecnologías son una de las claves en estos mercados de carbono. En el informe se señala la importancia del uso de inteligencia artificial tanto para estimar con más precisión el carbono capturado, como para realizar un seguimiento continuo de los cambios a lo largo del tiempo en el área de captura de carbono, como por ejemplo en un bosque.
“Sobre la base de décadas de avances tecnológicos y mediciones frecuentes, continuas y fiables, los datos satelitales son hoy un aliado importante para la transparencia de los métodos MRV (medición, reporte y verificación) que se aplicarán a los mercados de compensación de carbono”, destaca Ademir Ferreira, del grupo de Ciencia y Tecnología Industrial de IBM Research.
Al respecto, recomienda que lo ideal es que, en el futuro, los datos geoespaciales se integren cada vez más en la infraestructura del mercado de carbono, pues representa una estrategia que conectará los créditos de carbono con las evaluaciones geoespaciales del secuestro de carbono, para permitir que entidades públicas y privadas tomen decisiones válidas en materia de descarbonización a medida que respondan colectivamente al cambio climático.
En 2022, BBVA propuso el estudio de dos iniciativas institucionales de compensación de emisiones de carbono, uno en Colombia y otro en Uruguay, mediante la forestación o plantar árboles en terrenos que no han estado históricamente cubiertos de bosques.
El objetivo ha sido analizar los factores que influyen en la calidad de los dos proyectos de compensación de carbono. En el informe se asegura que estos proyectos son “ejemplos útiles de la necesidad de encontrar variables que puedan ayudar a evaluar de forma transparente la acumulación de carbono en los árboles año tras año”.
Por un lado, IBM Research usó modelos geoespaciales (satélites) para medir la captura de carbono de esos bosques usando también datos locales, llegando a conclusiones como que determinadas prácticas de cuidado de los árboles o uso de fertilizantes daban lugar a un crecimiento más rápido de la masa vegetal, y mayor fijación de carbono. Estas imágenes señalaron en qué áreas las estrategias fueron más efectivas, y en cuales necesitan ser mejoradas.
Las observaciones por teledetección unidas a la inteligencia artificial tienen el potencial de informar mejor a intermediarios y compradores sobre la calidad de un proyecto de créditos de carbono. Además, el seguimiento de la salud y el crecimiento de la vegetación permite conocer los avances hacia la consecución del objetivo declarado en materia de biodiversidad.
“Nuestro informe subraya el valor de trabajar con distintos agentes del mercado: IBM como proveedor de tecnología, BBVA como participante en el mercado y MIT como investigador. Este proyecto pone de relieve la importancia de utilizar la crítica –alineada con el método científico– para reformar los mercados de carbono orientándolos hacia una acción climática concreta y verificable”, puntualiza Aneil Tripathy, uno de los investigadores del MIT responsable de este estudio.
La cuarta edición del Índice de Inclusión Financiera (IIF) analiza la relación de los ciudadanos con el sistema financiero en ocho países, a partir de tres dimensiones de medición: acceso, uso y calidad percibida.
Esta cifra récord fue publicada en el Informe Conjunto sobre Financiamiento Climático de los Bancos Multilaterales de Desarrollo de 2023, el cual fue coordinado por el Banco Europeo de Inversiones (BEI).
Un estudio elaborado por ambas instituciones revela que una oferta más robusta e integral en el acceso a productos y servicios a este segmento, podría representar ingresos anuales de US$633 millones en este país.
Los bancos multilaterales de desarrollo estimaron en esta conferencia que su financiamiento climático colectivo anual destinado a los países de ingreso bajo y mediano alcanzará los US$120.000 millones para el año 2030.
BID Invest además presentó en el evento su Reporte anual sobre asignación e impacto de bonos sostenibles, donde se revela que ha destinado US$3.700 millones en este tipo de instrumentos para impulsar el impacto verde y social.
Este instrumento financiero, valorado en RD$500 millones, está diseñado para financiar proyectos de impacto social, iniciativas verdes o la combinación de ambas en este país. Este bono tiene un plazo de cinco años.
CAF anunció que 35% de sus operaciones de financiamiento serán verdes al cierre de 2024. Además presentó sus iniciativas de adaptación al cambio climático que reducen riesgos y aumentan la resiliencia.
Este acuerdo impulsa una estrategia conjunta basada en intercambio de información, conocimientos y experiencias. Además se divulgarán buenas prácticas y ejecutar propuestas de financiamiento sostenible.
En una declaración formal se propone que los países ricos contribuyan con esta cifra a las finanzas climáticas de los países en desarrollo. Esto generó descontento en varios países que consideran insuficiente este monto.