Terminó la COP30 y el acuerdo final solo logró “algunos avances” en materia de financiamiento climático

El acuerdo final generó decepción en varios participantes, pues solo alcanzó compromisos mínimos financieros ante la emergencia climática y dejó por fuera cualquier referencia del abandono de las energías fósiles en el mundo.

REPORTE EN LA COP24/11/2025 Redacción Reporte ASG
Clausura COP30 Brasil
Según varias delegaciones, en la COP30 no se alcanzaron los compromisos financieros firmes y vinculantes que la crisis climática mundial exige. (Imagen: COP30).

La 30ª Conferencia de las Partes (COP30) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), celebrada en la ciudad brasileña de Belém entre el 10 y el 21 de noviembre, concluyó con un acuerdo que, si bien logró algunos avances en materia de financiamiento climático, dejó asignaturas pendientes cruciales para las naciones en desarrollo y para las próximas COP.

En esta ocasión, el eje central de la discusión financiera durante esta cumbre internacional giró en torno al Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado (NCQG), la capitalización del Fondo de Pérdidas y Daños, y la movilización de recursos para la adaptación al cambio climático.

Sin embargo, como lo reseñaron varias agencias internacionales de noticias, el acuerdo final generó decepción en varios participantes, pues solo alcanzó compromisos mínimos en el ámbito financiero ante la emergencia climática y dejó por fuera cualquier referencia explícita sobre el abandono de las energías fósiles en el mundo.

 

El Nuevo Objetivo de Financiamiento (NCQG)

La conclusión más ambiciosa en el ámbito del financiamiento fue el avance en la hoja de ruta para establecer el NCQG (New Collective Quantified Goal). Este objetivo debe reemplazar la meta no cumplida de los US$100 mil millones anuales y definir la cantidad, calidad y fuentes del financiamiento climático post-2025.

El acuerdo de la COP30 impulsó además la visión de que el NCQG debe ser un objetivo multibillonario, con una cifra que, según los borradores y las declaraciones de varios países, apunta a movilizar $1.3 billones de dólares anuales para 2035. Este monto es significativo, ya que incorpora tanto fondos públicos como privados, además de incluir recursos para la mitigación, la adaptación y las pérdidas y daños.

Asimismo, la COP30 estableció indicadores y una estructura de diálogo de alto nivel para definir y formalizar este objetivo en el próximo ciclo de negociaciones. No obstante, el texto final no contiene una cifra vinculante inmediata, sino un compromiso para su pronta definición, reflejando la disparidad entre la urgencia de los países vulnerables y la cautela de las naciones desarrolladas.

A esto se sumó la presión para que los países desarrollados mantengan su compromiso de aportar US$300 mil millones anuales a las naciones con menos recursos, una cifra que fue acordada en la COP29.

Financiación para la Adaptación y Pérdidas y Daños

Un avance concreto, aunque visto por muchos como insuficiente, fue la decisión de triplicar la financiación destinada a la adaptación de los países en desarrollo de aquí a 2035. Este compromiso es vital, ya que históricamente, los fondos de adaptación han sido escasos en comparación con los de mitigación.

La adaptación también incluye proyectos cruciales como la construcción de infraestructura resiliente, la mejora de los sistemas de alerta temprana y la gestión de recursos hídricos. Sin embargo, persisten las críticas sobre la falta de una definición clara de las fuentes de estos fondos y si provendrán de recursos nuevos y adicionales o simplemente serán reasignaciones.

En cuanto al Fondo de Pérdidas y Daños, la COP30 fue clave para su puesta en marcha operativa. Tras haber sido formalmente establecido, el fondo logró atraer contribuciones iniciales. Este mecanismo es crucial para ayudar a las naciones vulnerables a hacer frente a los impactos climáticos extremos que ya no pueden ser prevenidos (pérdidas) o gestionados (daños).

A pesar de su activación, una preocupación importante es que el capital inicial aportado es limitado en comparación con las necesidades proyectadas (que ascienden a cientos de miles de millones de dólares anuales), y se mantienen los desafíos logísticos sobre su gobernanza y la facilidad de acceso para las comunidades más afectadas.

El Enfoque en la Financiación Forestal

Brasil, como país anfitrión, impulsó fuertemente la agenda de financiamiento vinculada a la protección de los bosques tropicales, especialmente la Amazonía. Las conclusiones incluyeron el apoyo a la creación de mecanismos innovadores de financiación, como el Fondo Bosques Tropicales Para Siempre, diseñado para generar un flujo de recursos constante para combatir la deforestación y promover la conservación.

Este enfoque subraya la importancia de la financiación basada en resultados y la necesidad de valorar los ecosistemas como sumideros de carbono globales.

Conclusión y Balance

En resumen, la COP30 marcó un punto de inflexión al avanzar en la estructura del NCQG hacia una meta multibillonaria y al formalizar el Fondo de Pérdidas y Daños. No obstante, el acuerdo final fue calificado por muchos como un "acuerdo de mínimos" en el ámbito financiero.

Las conclusiones lograron mover la aguja en las discusiones técnicas, pero no alcanzaron los compromisos financieros firmes y vinculantes que la crisis climática exige. La principal deuda sigue siendo la movilización real y efectiva de los billones necesarios, y la garantía de que estos recursos sean predecibles, accesibles y, sobre todo, adicionales a la ayuda oficial para el desarrollo.

De esta manera, la tarea de convertir las ambiciones en dólares contantes y sonantes queda como un asunto pendiente para las futuras COP.

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