Esta emisión, en alianza con la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), financiará infraestructura que reduzca vulnerabilidades frente a amenazas y asegure servicios esenciales.
REPORTE EN LA COP14/11/2025 Redacción Reporte ASG
En el marco de la COP30 que se está realizando en la ciudad brasileña de Belén, CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe-, en alianza con la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), anunció la emisión del primer bono de resiliencia en América Latina y el Caribe.
Este bono por US$100 millones, como señala el comunicado oficial de prensa, busca financiar infraestructura resiliente que reduzca vulnerabilidades frente a amenazas y asegure la continuidad de servicios esenciales en la región.
“Este es el primer bono de resiliencia para América Latina y el Caribe, y el segundo en el mundo, y refleja el compromiso de CAF de movilizar recursos a gran escala para financiar infraestructura crítica que permita a la región adaptarse a la crisis climática y reducir la vulnerabilidad de sus poblaciones ante eventos extremos”, indicó Sergio Díaz-Granados, presidente ejecutivo de CAF.
Por su parte, Kamal Kishore, representante especial del secretario general de ONU para la Reducción del Riesgo de Desastres y jefe de UNDRR, refirió que este bono de resiliencia de CAF acelera la inversión para reducir el riesgo de desastres y la dirige hacia donde más se protege a las personas, con infraestructura resiliente que mantiene servicios de agua, energía y movilidad operando frente a los eventos.
“UNDRR se enorgullece de esta alianza con CAF para movilizar financiamiento que contribuya a comunidades más seguras y economías más fuertes”, aseguró.
El bono de resiliencia es un instrumento de deuda que moviliza recursos del mercado de capitales para proyectos que fortalecen la resiliencia de la infraestructura crítica, protegiendo los servicios esenciales y el bienestar de las personas.
En el caso de este bono emitido por CAF, los recursos se destinarán a proyectos de agua y saneamiento, drenaje y control de inundaciones, gestión de residuos, energía distribuida para servicios críticos, soluciones basadas en la naturaleza y movilidad segura, con prioridad en inversiones locales que contribuyan a fortalecer la infraestructura crítica y los servicios esenciales.
Al respecto, los proyectos deberán demostrar reducción de exposición y vulnerabilidad, capacidad operativa durante eventos extremos y tiempos de recuperación más cortos.
Este bono, que se encuentra alineado con la Taxonomía de Resiliencia de los Bonos Climáticos (Climate Bonds Resilience Taxonomy), financiará infraestructura resiliente orientada a reducir vulnerabilidades frente a amenazas climáticas y garantizar la continuidad de servicios esenciales en América Latina y el Caribe. Los primeros proyectos identificados se encuentran en Brasil, país anfitrión de la COP30.
Asimismo, UNDRR actuó como coordinador técnico en la selección de los proyectos y la verificación de su elegibilidad, con base en la Metodología de la Taxonomía de Resiliencia de los Bonos Climáticos (2024) y el documento “Diseño de un Marco de Clasificación para la Resiliencia Climática” (2023), desarrollados conjuntamente por UNDRR y Climate Bonds Initiative (CBI).
El enfoque de este tipo de instrumento se alinea con la Prioridad 3 del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres, el Artículo 2.1(c) del Acuerdo de París, y los Objetivos de Desarrollo Sostenible 11 (Ciudades y Comunidades Sostenibles) y 13 (Acción por el Clima).
América Latina y el Caribe registra un crecimiento sostenido de instrumentos temáticos, pero la inversión directa en resiliencia sigue siendo menor frente al gasto en respuesta y recuperación.
De acuerdo con el Informe de Evaluación Regional sobre el Riesgo de Desastres en América Latina y el Caribe (RAR), los países destinan una proporción limitada de su presupuesto a la reducción del riesgo de desastre y la ayuda oficial al desarrollo destinada a la prevención es mínima.
A través de los bonos de resiliencia se puede contribuir a cerrar parte de esa brecha al orientar capital hacia proyectos que reducen pérdidas, protegen medios de vida e impulsan la resiliencia urbana.
Esta alianza entre CAF y UNDRR marca un hito en la movilización de recursos para la resiliencia en América Latina y el Caribe. Con el bono de resiliencia, más ciudades estarán mejor preparadas, los servicios esenciales seguirán funcionando cuando más se necesiten, y las economías locales podrán recuperarse más rápidamente.
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